Ida Pfeiffer,
un auténtico espíritu viajero
Habrá quienes piensen que hice un viaje tan largo por vanidad. Lo único que puedo decir es que el que así lo entienda debería emprender una aventura como la mía para convencerse de que nada, salvo el interés natural por viajar, un deseo desmesurado por adquirir nuevos conocimientos, podría ayudar a una persona a superar las dificultades, las privaciones y los peligros a los que yo he estado expuesta.
Ida Pfeiffer fue una de las primeras mujeres exploradoras y escritoras de viajes y, sin duda, una de las viajeras más intrépidas de todos los tiempos que logró hacer realidad su sueño y necesidad vital de descubrir el mundo.
No fue fácil, estamos hablando de la primera mitad del siglo XIX. Ida Laura Reyer nació en Viena en el año 1797 y hasta los nueve años creció con la libertad de ser educada como uno más entre sus seis hermanos varones, pero tras la muerte de su padre, su madre decidió reconvertirla en una pequeña dama. Demasiado tarde. Ida se rebelaba constantemente y se evadía de aquella incómoda realidad devorando libros de viajes.
En 1820, su vida dio un infortunado giro al casarse con Mark Anton Pfeiffer, un abogado 24 años mayor que ella con poderes en el gobierno austríaco. Esta fue la etapa más triste y dura de su vida. A su forzosa condición de ama de casa, ya madre de dos hijos, se sumó que su situación pasó de acomodada a pobre, cuando su marido denunció a altos funcionarios corruptos de Viena.
No fue hasta los 45 años de edad que Ida Pfeiffer empezó a vivir la vida que siempre había soñado.
Corría el año 1842, sus hijos se habían independizado y, tras la muerte de su madre, Ida recibió una pequeñísima herencia, suficiente para romper con todo lo establecido, aferrarse a su tan anhelada libertad y viajar, viajar y viajar.
Su primer viaje la llevó a Tierra Santa. Siguiendo el curso del Danubio hasta el Mar Negro llegó a Estambul, continuó hacia Palestina y Egipto, aprovechando para visitar Italia de regreso a casa. A raíz de esta primera experiencia viajera, escribió el libro «Viaje a de una mujer de Viena a Tierra Santa», que se convirtió en un best seller y le permitió financiar su segundo periplo. Islandia, Noruega y Suecia fueron los destinos elegidos y «Viaje a Islandia y el norte escandinavo», el libro resultante.
La gran aventura de Ida Pfeiffer fue en 1846: una vuelta al mundo de dos años.
Brasil, Chile y otros países de Sudamérica, Tahití, China, India, Persia, Asia Menor y Grecia. Un viaje durante el cual se puso a prueba a ella misma porque los maravillosos paisajes que admiró, los animales que descubrió y las culturas que conoció fueron solo la parte amable de una dura travesía que también le reportó dificultades, peligros y penurias, incluso fue encarcelada. Pero nada la detuvo y regresó a Viena para publicar el famoso «Viaje de una mujer alrededor del mundo».
Para entonces, el espíritu viajero de Ida Pfeiffer estaba desatado y en 1851 emprendió su segunda vuelta al mundo. Tres años de incesante aventura. Desde Inglaterra partió hacia Sudáfrica y se adentró en la selva de Borneo, donde visitó la etnia dayak que, entonces, no era precisamente amigable con los extranjeros. Se arriesgó aún más penetrando en territorio batak, en Sumatra, convirtiéndose en la primera persona en reportar las costumbres de este pueblo que practicaba el canibalismo. «Me estremeció, pero no pude dejar de preguntarme si, después de todo, nosotros, los europeos, no somos realmente igual de malos o peores que estos salvajes despreciados. ¿No está cada página de nuestra historia llena de horribles actos de traición y asesinato?», escribió en su libro «Mi segunda vuelta al mundo», que también la llevó a recorrer Australia, California, Oregón, Perú y Ecuador.
Su último viaje fue a Madagascar. Tras ser cordialmente recibida por la reina, se vio involuntariamente relacionada con una conspiración para derrocar el gobierno y fue expulsada del país.
Allí contrajo unas fiebres de las que nunca se recuperó. Murió en Viena en 1858, a la edad de 61 años, mientras planeaba una nueva ruta por Australia.
Aunque su condición de mujer le impidió formar parte de la célebre Royal Geographical Society de Londres, Ida Pfeiffer sí que fue miembro de las sociedades geográficas de Berlín y París. Sus exitosos libros, traducidos a varios idiomas, recogen las aventuras y desventuras que vivió, así como las experiencias e impresiones que le causaron los lugares y los pueblos que conoció en sus viajes a lo largo de 16 años, durante los cuales recorrió 160.000 millas náuticas y cerca de 34.000 kilómetros por tierra alrededor del mundo.