Convidados de honor
en el jardín de la casa
de los tiburones
Bucear, sumergirse entre grandes tiburones blancos es una experiencia llena de emociones intensas. Hay que vivirla.
Se trata de una actividad única que ha saltado de la escaleta de los documentales de naturaleza para colocarse al alcance de cualquier amante del medio marino.
Se trata de inmersiones controladas que aprovechan la protección de unas jaulas especiales que apoyan buceadores con una larga experiencia en el contacto con estos asombrosos animales marinos.
¿Pero dónde? ¿dónde se puede bucear así entre tiburones? En Sudáfrica, país que protege a sus escualos de la misma manera en que lo hace con la fauna africana que conocemos.
La República Sudafricana fue en 1991 el primer país del mundo en proteger al gran tiburón blanco, una especie que estaba muy amenazada por la caza recreativa a finales de los años ochenta.
En Sudáfrica, tradicionalmente se ha cazado al tiburón como trofeo de pesca, por sus dientes que alimentaban una industria de bisutería.
Pero también para eliminar a este animal como competidor de los pescadores, sobre todo en las comunidades y puertos pesqueros. Los pescadores solían tender redes submarinas para impedir el acceso de los tiburones a sus bancos y pesquerías.
Pero la realidad que han venido mostrando los conservacionistas es otra. Los tiburones, enredados en las redes sumergidas, acaban envenenados por subidas de ácido láctico que segregan sus glándulas en la batalla por desenredarse. Autointoxicados y agotados acaban ahogados en los fondos costeros.
La protección dio un paso decisivo cuando el Gobierno sudafricano decidió no apoyar a las comunidades que tendían redes antitiburones y empezó a conceder licencias para abrir la protección del tiburón en sus aguas costeras a un tipo de ecoturismo que adoptó una técnica hasta entonces sólo utilizada por biólogos marinos y las producciones audiovisuales: la observación de los tiburones en su medio natural y desde jaulas sumergidas.
Cuando en 1998 algunos pescadores de tiburones sudafricanos propusieron acabar con la protección del tiburón blanco y abrir nuevamente las cuotas de caza, el Department of Environmental Affairs’ Oceans and Coasts of South Africa desestimó la opción. Se había demostrado que las visitas guiadas a los habitats de los tiburones de entusiastas del medio marino eran la fórmula ideal para garantizar la protección de estos animales. Una manera perfecta también para dar a conocer una riqueza faunística hasta entonces inédita que ha colocado hoy a Sudáfrica entre los primeros destinos del mundo en turismo marino. Zonas de Sudáfrica como Dyer Island o Gansbaai ya son famosas por las observaciones de sus tiburones blancos en libertad.
Esta fórmula incluso está siendo implantada en estos momentos en proyectos naturales para la protección de otras especies sudafricanas amenazadas como el león, el búfalo, el rinoceronte, los elefantes, el leopardo o las ballenas que recalan en la costa sur del continente africano.
El tiburón
El tiburón blanco tiene una longitud muy respetable, los machos adultos pueden ir desde los 4 metros a los 5 metros y medio. Prefieren las aguas cálidas y muchas leyendas (urbanas) lo definen como ‘máquinas de matar’, aunque la realidad que describen muchos estudios científicos es muy diferente.
No suelen cazar mamíferos grandes como focas o delfines, los tiburones blancos prefieren a los atunes que resultan mucho más nutritivos y más fáciles de apresar. También suelen ser carroñeros, comen animales muertos a la deriva, y los ataques a seres humanos son muy extraños. A pesar de lo que sugiera el cine y toda su literatura.
Visto todo ésto ¿qué es lo que un entusiasta del medio marino y de los animales puede esperar de la experiencia de bucear en jaula junto a tiburones blancos en libertad y en su medio? Pues una experiencia viva, con mucha adrenalina, y segura, sobre todo segura. Las jaulas están sujetas a los barcos de referencia y se instalan a muy poca distancia de la superficie.
Los barcos y las jaulas se llevan al lugar frecuentado por los tiburones bajo la supervisión de buceadores acreditados y con sobrada experiencia en el trato con estos escualos.
El buceador visitante en ningún momento abandona la jaula y los barrotes de acero templado son sólidos, tanto, como para garantizar una seguridad natural en la inmersión y en la que se tiene la sensación de nadar entre los tiburones. Animales por otro lado, curiosos y extraordinariamente sensibles en su medio.
Bucear entre tiburones blancos puede ser una experiencia imborrable, y algo más, una manera de mantener viva la llama del conservacionismo natural. Invítate al jardín sudafricano de los tiburones.