Siete buenas razones
para visitar Irán
¿Tienes ganas de descubrir un país con un patrimonio histórico milenario? ¿Te gusta esquiar y buscas nuevas montañas para deslizarte por la nieve? ¿Quieres sentirte como en casa en uno de los países más hospitalarios del mundo? Si has respondido “sí” a las tres preguntas, entonces está claro que Irán es tu destino.
Quien visita este fascinante país de Oriente Medio suele repetir. Irán es un país tan variado, rico y diverso, que siempre te quedará algo en el tintero. Vale la pena vencer los prejuicios y mirar más allá de lo que suele llegarnos a través de los medios para descubrir la verdadera esencia de Irán. Por eso, en este artículo queremos animarte a conocer este fascinante país en primera persona y te damos siete buenas razones para viajar a Irán.
1. Disfrutar de la hospitalidad iraní
Dicen que un lugar lo hace su gente. En este aspecto, Irán es un país insuperable. Los iraníes son muy amables y muy hospitalarios, especialmente con los extranjeros, e intentarán que te sientas como en casa.
Participar en un taller de cocina o disfrutar de una cena en una casa particular puede ser una forma ideal de interactuar con los iraníes y disfrutar de una buena velada.
Además, Irán es un país muy seguro para viajeros y viajeras. Es cierto que hay que respetar los códigos de vestimenta, pero no son tan estrictos como a veces los pintan. Las mujeres deben llevar un velo para poder cubrirse la cabeza y ropa holgada que cubra el cuerpo (no hay problema por llevar pantalones), y los hombres deben evitar los pantalones cortos y las camisetas de tirantes.
2. Visitar el patrimonio histórico de la antigua Persia
El actual territorio de Irán fue el corazón del imperio persa, que en su momento de esplendor llegaba desde las orillas del Mediterráneo hasta la India. En el período aqueménida, su influencia cultural se extendió por todo el mundo y el zoroastrismo fue la religión precursora de los cultos monoteístas.
Con 13 millones de habitantes, Teherán es una de esas ciudades que impresionan al visitante. La capital de Irán es una ciudad dinámica y joven, con palacios fascinantes, como el Palacio del Golestán, y monumentos impresionantes, como el Monumento a la Libertad. Además, tiene parques y zonas verdes muy agradables y una gran oferta gastronómica y de ocio.
En la zona desértica del centro del país encontrarás las ciudades históricas de Yadz, Isfahán y Shiraz, que comprenden los principales tesoros artísticos y culturales de Irán.
Las torres de viento son el rasgo más identificativo de la encantadora Yadz, una ciudad que por su arquitectura fue declarada Patrimonio de la Humanidad. A Isfahán sus propios habitantes la llaman con orgullo “la mitad del mundo”, y cuando te encuentres en el centro de la Plaza del Imán entenderás por qué. Esta región también es famosa por la artesanía de las alfombras persas.
Shiraz, la Ciudad de los Poetas y los Jardines, hace honor a su evocador nombre, pero además es la puerta de entrada a Persépolis, la antigua capital aqueménida. Sus ruinas magníficamente conservadas son uno de los principales yacimientos del país y de Oriente Medio.
3. Vivir la experiencia del desierto de Lut, el más cálido del planeta
Además de ser un destino ideal para un viaje cultural, Irán también destaca por su variedad de paisajes.
El desierto de Lut es uno de los lugares más inhóspitos del planeta y aquí se han registrado las temperaturas más altas del mundo. Sus mares de dunas y sus formaciones rocosas dibujan un paisaje hipnótico que realza su inmensidad.
Disfrutar de un paseo en todoterreno por las dunas o de la magia de sus noches estrelladas serán experiencias únicas, y más aún si te alojas en el lujoso Lut Star Ecocamp. En él podrás disfrutar de este entorno sorprendente con el máximo confort.
4. Esquiar en las fabulosas montañas del norte de Irán
Si creías que en Irán todo es desierto, te equivocas. ¿Sabías que las estaciones de esquí iraníes son famosas por la calidad de su nieve?
El norte del país sorprende por su impresionante contraste paisajístico. Desde la montaña más alta del país, el monte Damavand (5610 m) a las playas del mar Caspio solo hay 80 kilómetros de distancia.
Si eres una persona aventurera, puedes atreverte a subir a su cima. No es una ascensión muy técnica, pero requiere estar en buena forma física. Y si te apasionan los deportes de nieve, en los montes Alborz, cerca de Teherán, encontrarás una veintena de estaciones de esquí con unas pistas estupendas.
5. Explorar la naturaleza y la vida nómada de los Montes Zagros
En Irán, cada región es un mundo. Además de los cambios de paisaje, también son notables los cambios culturales. El oeste del país es una zona menos turística, pero con muchos atractivos.
Los Montes Zagros son ideales para refugiarse del calor del desierto y explorar su naturaleza haciendo excursiones a pie y senderismo.
Aquí aún puedes encontrar campamentos nómadas. Descubrir el sacrificado estilo de vida de las etnias nómadas iraníes puede ser una vivencia personal muy enriquecedora. En esta región también se encuentra la antigua ciudad de Susa, cuyos imponentes vestigios resisten desde hace más de 6000 años y son un verdadero tesoro patrimonial.
6. Sentirte como en otro planeta en las islas de Qeshm y Ormuz
Además del Irán continental, vale la pena ir hasta el sur para descubrir las islas de Qeshm y Ormuz. Las formaciones geológicas de Qeshm, como su famoso Valle de las Estrellas, han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por su singularidad.
Cuevas de sal, acantilados sorprendentes e incluso manglares son algunos de los atractivos de la naturaleza salvaje de estas islas. Además, de ser un lugar ideal para actividades de naturaleza y practicar deportes acuáticos, en ellas también vivirás un interesante contraste cultural, ya que la mayoría de su población es de origen musulmán suní y sus coloridos vestidos tradicionales seguro que te llamarán la atención.
7. Saborear las exquisiteces de la gastronomía iraní
En todo el país se come muy bien y en sus especialidades se notan mucho las influencias de la cocina árabe y mediterránea. Las combinaciones de brochetas de carne y guisos con verduras y arroz son la base la gastronomía iraní, pero cada región de Irán tiene sus particularidades gastronómicas.
Por ejemplo, la región del mar Caspio, en el norte, es famosa por el pescado. El caviar iraní es uno de los productos estrella más exportados del país y visitar una fábrica de caviar puede ser una experiencia muy interesante para descubrir los secretos de este producto gourmet.
En las regiones desérticas del centro del país, el desarrollo de la agricultura ha sido fundamental a lo largo de los siglos. Visitar los cultivos de pistachos, el “oro verde” de Irán, es una actividad tan didáctica como deliciosa. De todos los productos que se cultivan en el país, Irán es el productor número uno de azafrán mundial y el “oro rojo”, puede ser un buen souvenir de tu viaje.
Además de los frutos secos, el yogur es un elemento fundamental de la dieta iraní. Si visitas un campamento nómada, ver cómo lo elaboran artesanalmente y saborearlo será una experiencia de lo más auténtica.